Allí vi por primera vez una zanfona y una arpa céltica. Sólo había otra en Asturies, la de Herminia, de Trasgu. Fernando me decía que “cuando estaba esperando recibir la zanfona practicaba la postura con una caja de zapatos”.
A la semana me llamó diciéndome si quería ir a Irlanda a tocar pero que nos iba a costar dinero, unas 25.000 ptas., acompañando a la exposición de Belenos sobre Asturies. Le dije que sí y tuvimos el primer ensayo en las Caldas, él, Juanjo Prado y yo.
Yo venía de una familia de izquierdas y anticlerical y Fernando todo lo contrario, así que no se podían decir tacos. Los ensayos eran un delirio. Mucho nos reímos.
El viaje fue el comienzo de Beleño. Nos marcó a todos, a “los 5 de Killarney”: Astur Paredes, Lisardo Lombardía, Fernando Largo, Juanjo Prado y un servidor. Fue el pasaporte de Asturies como país celta en Lorient.
“Pan Celtic Festival of Killarney” fue uno de los viajes en que más reí de toda mi vida. Marchamos en un 4L con dos cajas de sidra que negociamos para pasar el canal de Bristol. Llegamos a Irlanda: ¡Qué placer, la primera Guinness! Nuestra frase constante era “We are Asturians... Celtics from the mountains” al final no estaba muy claro si lo habían entendido. Les quedaba la duda entre austriacos y australianos. La bandera de Asturies lo complicaba más, ya que creían que eramos de un círculo católico. Sobre todo porque dormíamos debajo de ella. Al día siguiente veíamos la cama hecha y la “asturina” planchada y colocada a modo de colcha.
Fernando estaba intrigado porque creía que en Irlanda había arpas por todas partes y solo veíamos la nuestra. Fueron años llenos de vida y energía, giras y proyectos. Recuerdo que llegaba y nos decía...¿sabéis con quien vamos a tocar? ¡Con Chiefftains y Alan Stivell!
Vinieron después los viajes a Cornualles, Galicia, Bretaña, en moto al Sahara... y más ensayos montando en Alsa y comiendo pinchos en su casa de Trevías. Allí nacieron temas deliciosos.
El primer disco en pixueto fue un éxito, como el segundo. Nunca vimos una peseta de las producciones. Años más tarde me enteré de que algún músico había registrado temas de Fernando.
Fuimos criticados y ensalzados.
“Fernando me decía...tranquilo, si ellos ladran nosotros cabalgamos”.
La búsqueda de valores y de la amistad incondidional fue una constante en su vida. Era una persona difícil, entrañable y temperamental, enormemente creativo e incomprendido y todo contribuyó a su soledad. Seguramente estará tocando felizmente su arpa en alguna parte del cielo sonriéndonos. Fue un auténtico soñador. Siempre le agradeceré aquella llamada.